martes, 17 de febrero de 2009

El último suspiro del cine mexicano: SEXO, PUDOR, MIERDA Y LAGRIMAS…

Me gustaría abrir con algo muy simple, apoyando lo que ya mencionó Manolo. Es necesario hacer una clara distinción entre el cine mexicano y el cine hecho por mexicanos. Aquellos cineastas que se internacionalizaron y lograron alcanzar el éxito, lo hicieron gracias a que (1) escaparon a un sistema mediático monopolizado y (2) adoptaron las usanzas del país en el que se encontraban para luego desarrollar un estilo personal de hacer cine; pero esto, ni de lejos, tiene algo que ver con el cine mexicano, hecho en tierra azteca por nuestros compatriotas.

Ahora, es verdad que la situación del cine mexicano en la actualidad es desalentadora; sin embargo, es un exceso caer en fatalismos desgarradores. Porque si bien es cierto que el panorama se ve triste, es aún más triste pensar que “los viejos tiempos eran mejores” y que son la respuesta a los que buscan refugio ante tan desolador panorama.

La situación creativa en el México de nuestros días está en crisis; así que no es de sorprender que los guionistas, productores y directores mexicanos opten por historias cotidianas simplonas como el camino a seguir, ya que ¡es el camino fácil! Producir películas mexicanas con buenos argumentos simplemente no es rentable, caso opuesto de lo que resulta presentar a un güey común, con una vida clasemediera común, y con tribulaciones comunes. ¿Por qué? Bueno, no veo como un campesino que vive con menos de diez pesos al día, si bien le va, va a pagar las cincuenta lanas que cuesta entrar en una sala de cine a ver como Luna huele los pedos de García y después salga diciendo –ah, claro, esto me recuerda cuando Juan y yo nos tiramos a una española que andaba en un viaje de descubrimiento espiritual-. Por cómico que pueda parecer mi comentario, creo que retrata muy bien la situación por la que pasa el cine nacional en nuestros días, ya que después de unas llamaradas de petate en los noventas, los que pudieron salieron corriendo de México con miras a trabajar en la industria gringa del cine y dejaron a unos cuantos peleles y soñadores a capotear la crisis económica y creativa de la industria. No va a haber un valiente que se pare a decir -yo voy solo- porque nadie lo va a pelar y porque se va a morir de hambre tratando de conseguir financiamientos decentes para sus producciones. El cine pertenece a unos cuantos a los que no les interesan los proyectos que no representen una cuenta jugosa para sus bolsillos; un reflejo un tanto irónico de esto es que el apellido Bichir aparece en reiteradas ocasiones en los créditos al ritmo del compositor de moda.

Ahora bien, mirar atrás no sirve ni para tomar vuelo; ya que es justo ahí, durante la llamada época de oro, que las semillas para esta crisis cinematográfica se plantaron. Durante la década de los treinta y los cuarenta, el cine mexicano tuvo un gran auge, ok, pero esto fue gracias al financiamiento gringo que apoyó al cine mexicano, con miras a lograr un control del mercado sostenido por un publico fácil de complacer; y aunque es cierto que fue durante este tiempo que se lograron varias de las mejores producciones del cine nacional, no se logró crear una estructura solida. Con una industria cinematográfica gringa reestablecida, el cine mexicano entra en decadencia, optando por medio baratos de producción, refritos argumentales y carencia histriónica; teniendo como sepultureros a los gobiernos de los setenta y principios de los ochenta; desembocando en un hoyo apestoso conocido como “cine de ficheras” durante la década de los ochenta.

En resumidas cuentas, el cine mexicano carece de héroes porque el país carece de héroes; carece de guiones interesantes porque el público no quiere cosas complicadas; y no tiene dinero porque nuestro país no tiene dinero. Mientras todas estas cosas sigan igual y mientras los intereses particulares se sigan anteponiendo a los del grueso de la población, tendremos un cine que refleje con fidelidad nuestra situación nacional. Cargado de sexo, porque el sexo vende; cargado de pudor, porque la derecha gobierna; y cargado de lágrimas y mierda porque… bueno, sobra explicar por qué ¿no creen?

"Cuando contemplo una de mis viejas películas, sufro. Porque aquello que he podido hacer es muy inferior a aquello que yo hubiera querido hacer".

Luis Buñuel

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