Me parece que mis compañeros ya hicieron bastante hincapié en definirnos qué es un museo y su utilidad, así que no me detendré en esa parte, ni tampoco en denotar que la Ciudad de México, por más bella que sea en su arquitectura (aunque en su mayoría está inspirada en arquitectura francesa o victoriana gracias a la obsesión con Europa de Porfirio Díaz) no es una ciudad convertida en museo.
En fin, estoy divagando, así que pasaré a lo que concierne a mi texto, y la pregunta que me formulo es ¿Por qué están olvidados los museos?. Para responderla retomaré una parte del escrito de Rulo, se nos ha aleccionado para tomar a los museos como lugares dignos de una expresión de somnolencia o de trabajos de rescate para sacar “Historia” o alguna otra materia de la secundaria. Aún así, nunca se les enseña a los alumnos a observar, criticar y expresar su pensamiento en cada museo o exposición a los que son enviados, a veces, a costa de su calificación
Los museos están diseñados, no para circular como zombies entre cada sala, sino para contemplar aquello que desconocemos y al mismo tiempo, provocar el pensamiento y la reflexión. Aunque yo tampoco estoy a favor de que se le de más importancia o presupuesto a ciertos museos o exposiciones, lo que reconozco es que es todo un suceso ver una fila de un tamaño significativo en un museo y no sólo en el Estadio Azteca, en un país donde se lee medio libro al año y generalmente es el Libro Vaquero.
Ahora bien, ya culpamos al gobierno y al sistema educativo, ¿Qué tal que nos seguimos con la paternidad y maternidad idiosincrática de mexicanos y mexicanas?, ¿Cuántos padres y madres hemos visto copiando con fervor los carteles dispuestos al inicio de cada sala, mientras sus vástagos bostezan viendo el reloj, esperando que se acabe el tormento de aprender y pensar?. Es así como se perpetúa el círculo, y aunque la exposición sea de verdad educativa o interesante, el público que asiste cumple una obligación y eso, mis queridos lectores y lectoras, es una falta de difusión de la cultura también.
Para responder a mi pregunta los museos no están olvidados porque no se les ponga dinero o por falta de difusión, sino por falta de interés del público, porque los seguimos viendo como objetos que ocupan espacio en la ciudad mientras que acumulan polvo en su interior, porque no se fomenta su uso como herramienta educativa o como objeto de recreación y esparcimiento, porque no se ve una exposición como la oportunidad de una puerta al mundo. Pero no se preocupe, querido lector y lectora, aún está a tiempo de cambiar eso, no es un daño irreversible, a continuación le presento algunos museos olvidados.
Hablando de experiencias personales, uno de mis museos olvidados favoritos siempre ha sido el de Historia Natural, entre el Museo del Niño, el de Telmex y la Feria de Chapultepec, confinado en ese pequeño espacio resaltan sus salas semiesféricas, que guardan una gran colección de animales disecados, entre ellos un enorme oso polar, y que posee un pequeño espacio dedicado a los dinosaurios y mis favoritos, los insectos, cuya curadora en verdad se ha esmerado en mantener en pie, convirtiéndola en una de las más importantes colecciones de América Latina. Junto a él y no menos importante se encuentra el Museo Tecnológico, recientemente remodelado con una gran colección de trenes, puesto que ya existen niños que jamás han visto un tren más que en películas, y alberga experimentos interesantes sobre física, otro más se encuentra en Coyoacán, el Museo de las Intervenciones, el cual solía ser un fuerte que protegía a la muy antigua ciudad de México y aún conserva sus cañones, otro es el Museo de la Casa Azul de Frida Kahlo; en el Centro, encontramos el Museo de la Luz que también aborda temas científicos, o el Museo del Antiguo Colegio de Medicina que tiene un ser humano perfectamente disecado y cortado en capas, utilizado como artículo de docencia entre los médicos de los primeros años de la UNAM; a diferencia de lo que piensa Diana, la cantidad de fósiles que tiene el Museo de Geología de la UNAM lo hace bastante impresionante, el Museo del Automóvil en la zona sur también cabe destacarlo, que, aunque pequeño salvaguarda una gran cantidad de automóviles interesantes, hablando de temas más banales, claro; es así como podría dedicar varias cuartillas a enlistar más museos y no terminaría.
El interés de este texto radica en infundir la duda en ustedes, lectores y lectoras, para que el día que tengan que preguntarse sobre un tema en específico, podría asegurarles que basta con buscarlo en google para que aparezca un museo que le llene las pupilas, aunque termine con los pies hinchados. Sólo es caminar en cualquier dirección desde su casa y encontrará un museo, tiene más probabilidades si vive en la zona centro, claro. Porque si bien estos museos han sido olvidados por el gobierno y la iniciativa privada, lo peor que podemos hacer es olvidarlos nosotros también, aunque estos no luzcan tan bonitos, refinados o interesantes a simple vista.
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Supongo que el principal problema no es que estén olvidados, sino que no son comprendidos. Y que nadie ha enseñado a la gente a tener interés por conocer cosas nuevas.
ResponderEliminarUno disfruta más lo que se exhibe en un museo cuando ya tiene conocimiento previo del tema. Las notas que ponen al pie de los objetos no son del todo explicativas, porque si uno no sabe nada del asunto, unas dos o tres líneas no lo van a hacer mucho más claro.
Aunque el dinero invertido en mantenimiento y difusión de los museos es un factor importante para que uno se olvide de ellos, el problema de fondo está en la educación. En la que se supone que nos dan en las escuelas, para ampliar la cultura general. Y más importante, en la familia, que nos enseña a valorar y catalogar lo que es digno de atención o no.
Sea pues, hagamos un cambio y comencemos a descubrir muesos olvidados.